martes, 15 de marzo de 2016


ARANZANZU  Y LA OVEJA QUE NO BALABA
 
 
 

Día 1: Llegamos al medio día al monasterio de los franciscanos, donde nos recibieron muy bien. Después comimos estupendamente, mas tarde nos asignaron las habitaciones individuales y compartidas
 
 
después   nos llevaron a una granja de ovejas donde vimos nacer un corderito y una oveja que no balaba, pues estaba acatarrada la pobre; mas tarde estuvimos en la elaboración del famoso queso de idiazábal, donde tuvimos la ocasión de probar el delicioso queso de aquí.




El pastor estuvo con nosotros, contando chistes y explicando la elaboración del queso, de principio a fin. Luego volvimos al monasterio de los franciscanos a cenar y después  de cenar nos pusimos a jugar a cartas. Esa noche al extrañar nuestras camas, algunos tuvimos dificultades a la hora de dormir.  Al día siguiente nos despertaron  con música a las ocho de la mañana porque a las nueve teníamos que estar en el comedor para desayunar y luego  hicimos otra actividad nueva.



Día 2:- Desayunamos copiosamente y debidamente organizados bajamos  a hacer una visita guiada a Oñati, donde comenzamos visitando la antigua universidad, allí nos contaron “chascarrillos”  de épocas antiguas.

Una vez finalizada la visita a la universidad y terminadas las explicaciones nos dirigimos a  un centro de interpretación de chocolate, donde nos contaron un poco la historia del cacao y nos explicaron la elaboración del chocolate y sus derivados, después tuvimos la ocasión de degustar varios tipos de chocolate; Al sobrarnos un poco de tiempo fuimos al bizipoz a tomar un café y luego subimos a comer, a la una y media en punto como buenos chicos.

Una vez más fuimos afortunados a la hora de comer y nos deleitaron con abundantes y exquisitos víveres de los cuales dimos buena cuenta.

Por la tarde, mientras nevaba con intensidad moderada a fuerte, nos llevaron al parketxe, situado al lado de la basílica de Arantzazu, donde fuimos deleitados con un video explicativo sobre los montes fauna y flora guipuzcoana y nos enseñaron el lugar.


A media tarde, después de comer un poco más de chocolate,  tuvimos una visita guiada por el interior de la basílica y parte de la casa de los frailes, donde una vez más nos contaron historias de tiempos pasados.

A las siete pm. fuimos obsequiados con un maravilloso concierto de la coral de Oñati, el cual nos dejó a todos gratamente sorprendidos y tuvimos la oportunidad de cantar con ellos, más mal que bien, todo hay que decirlo.

Para finalizar el intenso y ajetreado día una vez más fuimos agasajados con manjares dignos de los más sagrados dioses y comimos hasta reventar, siempre bajo presión y a la prisa para no molestar más de la cuenta, lo cual volvió a causar alguna que otra indigestión.

Como siempre de sobremesa echamos una partidita al uno…y a otros juegos de cartas.
 

Dia 3-  Para comenzar el día con alegría fuimos despertados a las ocho en punto por una musiquilla difícil de definir similar a una jota aragonesa.

Una vez limpitos y acicalados bajamos a desayunar; para no perder costumbre,  comimos todo lo que pudimos y mas y con el habitual empacho procedimos a dejarlo todo medianamente recogido.

A las diez en punto fuimos trasladados en los coches de los voluntarios (a los cuales queremos agradecer su amabilidad y buena disposición) a las cuevas de Arrikrutz, donde mientras llovía como si se acabase el mundo nos pusieron un video explicativo y después nos adentraron en el maravilloso mundo de las cavernas.




Una vez dentro de la cueva tuvimos ocasión de observar diferentes tipos de sedimentación y materiales geológicos; estalactitas, estalagmitas, banderolas, ríos subterráneos y torrentes de agua que caían al interior; todo ello aderezado con sus correspondientes explicaciones.

Esta actividad nos llevó prácticamente toda la mañana, por lo tanto los más rápidos fuimos los únicos que a la vuelta al monasterio tuvimos la oportunidad de visitar la cripta y sus maravillosas pinturas de artista Nestor Basterretxea.

 
Como todos los medio días a la una y media en punto bajamos al comedor a por nuestra última comida, la cual acogimos con nostalgia y apetito y tratamos de comer por nosotros y por todos nuestros compañeros, para no perder costumbre, una vez mas ,comimos o mas bien engullimos, sometidos a las miradas presionantes del fraile y la cocinera.

Y este, queridos lectores fue el final de nuestra aventura, una indigestión por empacho de despedida y vuelta para casa, algunos en furgoneta, otros en autobús de línea.

 
 
¡FIN!

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