El pasado viernes hicimos una excursión a un pequeño monte entre Sopela y Berango. La ruta comenzaba en el campo de futbol de la localidad costera, y tras un pequeño repecho alcanzaba la cumbre, donde una ikurriña ondeaba al viento. El camino estaba jalonado de restos del cinturón de hierro, estructura creada durante la guerra civil para impedir el avance de las tropas fascistas hacia Bilbao. Búnkeres, trincheras y nidos de ametralladoras se abrían ante nuestros ojos dejando el recuerdo de tiempos aciagos.
El tiempo acompañó en un soleado día primaveral que hizo del paseo un agradable imperio de los sentidos con los colores y los olores de la naturaleza.
Tras el ejercicio, qué mejor que un bocata rodeados de naturaleza, y esquivando algún que otro balonazo procedente del campo de futbol.
Por la tarde un grupo se dedicó a explorar mas restos mientras el resto se quedó jugando a las cartas o echando la siesta.
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